La Europa de los 25
El pasado mes, abordábamos en 2º de bachillerato un texto de Kant sobre Filosofía de la Historia. Aquí, Kant plantea la posibilidad de que la finalidad de la historia sea la realización de un Estado cosmopolita, en el que una constitución civil basada en valores racionales sea el nexo de una gran "unión de pueblos". Pero en el mismo texto, Kant advierte de una de las mayores dificultades de este proceso, que será, en su opinión, "una engañosa apariencia de bienestar exterior". Cuando leíamos el texto en clase, se me ocurrió porner como ejemplo la ampliación europea: el "aparente" bienestar de algunos países que se han visto favorecidos por la ayuda europea puede ser un obstáculo para esta ampliación. Y así lo percibía más de un alumno que, desde su posición de bienestar, mostraba abiertamente su rechazo a la ampliación: "cuando lleguen estos, que están peor que nosotros, nos lo van a quitar todo..."
Parece, por tanto, que el viejo Kant no andaba tan equivocado. Los que ya estamos "subidos al carro" no queremos que venga nadie más, no sea que pasemos por encima de algún bache, y seamos los primeros en caer. Habrá que ver en qué queda toda esta ampliación. De momento vamos paso a paso: primero libertad para las mercancías, luego de las personas, y habrá que ver cuándo nuestros nuevos "socios" consiguen ingresar en el Euro. Los procesos económicos parecen diseñados a la perfección, calculados milimétricamente. El beneficio general nos lleva a la fiesta y la algaravía. Sin embargo, aún quedan algunas preguntas pendientes: ¿Para cuándo una verdadera unión política? ¿Para cuándo una unión en política exterior? ¿Para cuándo políticas sociales continentales? ¿Por qué no pensar en un acuerdo educativo global a nivel europeo, que impida que cada partido político convierta al sistema educativo en una veleta que señala a donde dicta viento que más fuerte sopla?
Puede que las preguntas anteriores sean una mera utópía, irrealizable a corto o medio plazo. Sin embargo, la clase política debe tener muy claro que en esos terrenos se jugará también el futuro de la unión, y ahí los resultados son, a mi entender, mucho más modestos que en materia económica. Los programas de difusión cultural de los diferentes miembros, las iniciativas de cohesión política y medidas para el estrechamiento de los lazos siguen siendo asignaturas pendientes. Sí, ya somos 25. De momento, 25 países que pueden venderse lo que quieran sin ningún tipo de restricción. Y de aquí a unos años (15, 20, 30...), seremos unos cuantos más, con una misma moneda. ¿Y las instituciones? ¿Y los organismos públicos? ¿Seguirán adoleciendo de legitimidad algunas de sus decisiones? ¿Seguiremos montándonos la guerra por nuestra cuenta (nunca mejor dicho) cuando en el plano internacional pinten bastos? Kant tenía razón: la engañosa apariencia de bienestar exterior" es un obstáculo que ha existido a lo largo de la historia. Aún falta mucho para una Europa de los 25. Y mucho más aún para un Mundo de los 191. En fín, que aún queda mucha historia por escribir...
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