Las de la vida normal
Hace justamente una semana ví un pequeño reportaje televisivo sobre el tiempo que pasan los niños jugando con el ordenador, a menudo a través de internet. Es más cómodo comprar una Playstation que tener que pasar cierta cantidad de tiempo diario con el propio hijo, eso nadie lo discute. Así que los datos eran escalofriantes, pero me llamaron la atención un apr de cosas: ya no hay "buenos" y "malos" en los juegos: lo importante es matar al otro, sin importar en el bando en el que estés (versión cibernética y posmoderna de la razón instrumental que criticara Horkheimer). Pero, lo peor de todo, es lo que respondió un niño de unos diez años cuando el periodista del reportaje le preguntó: ¿Qué tipo de armas utilizas en los juegos? Me quedé congelado al escuharle decir con la mayor naturalidad: "Las de la vida normal, las de todos los días."
O yo vivo en un país distinto al que se refería el niño, o aquí hay algo que no funciona. Alguien (fundamentalmente su padre, creo...) debería explicarle al niño que en la vida normal no hay armas, y que uno de los mayores logros (a la vez que proyectos) de nuestra civilización es precisamente resolver los problemas de un modo distinto. Ya que se pone, el padre (o la madre, tanto da) podría explicarle alguna otra cosa, como que existe un mundo más allá de las pantallas con seres humanos, capaces de jugar de un modo distinto y probablmente más divertido. Alguien debería decirle que en vez de saberse de memoria las letras y los números de cada metralleta o pistola, podría aprender otro tipo de cosas más humanizadoras, si es que realmente se quiere convertir en eso, en un ser humano. Que le digan que existen unas cosas llamadas libros, que le hablen de música, de deporte (practicado, no televisado), que le hablen de pintura, de historia, de cine...
A veces ciertas formas de ocio nos corrompen, nos animalizan, nos degeneran, nos convierten en algo distinto de lo que somos. Sobre todo si abusamos de él. No estoy diciendo, ni mucho menos, que haya que prohibir ciertos juegos. Pero sí regular quién accede a ellos. Nos llevamos las manos a la cabeza con las página pornográficas, ponemos filtros para que nuestros menores no accedan a ellas... y luego, de cumpleaños, les regalamos el Counter Strike (y hay colegios que organizan competiciones entre sus alumnos). No sé si el hombre es bueno o malo por naturaleza, pero lo que sí está claro es que hay quien está dispuesto a comerciar con sus más bajos instintos. Dentro de menos de un mes será el segundo aniversario de la matanza de Erfurt ¿Alguien se acordará de ello? Al menos, eso sí, la página web de la playstation seguirá con su lazito negro mientras nos vende el "Socom II" o nos recuerda que "Read dead revolver" ha desenfudado su pistola. Todo muy políticamente correcto. Eso, que no falte.
Comentarios
Los padres no le puede explicar al hijo todo lo que tu cuentas (que es de sentido común) porque ellos no lo saben; es un problema de ignorancia (que nada tiene que ver con las "titulitis" o la posición social), seguramente, ellos ven tanta televisión como su hijo y posiblemente un libro les de alergia.
estoy totalmente de acuerdo con lo del playstation los padres preferimos por asi decirlo comprar una consola de videojuegos a pasar tiempo con nuestros hijos... quiza no es que preferamos hacerlo tal vez estamos demaciado ocupados en nuestros asuntos de adultos para atender los de un niño. que importancia puede tener? ...... tan solo es su educacion ........ desarrollo........una VIDA !
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