Valladolid contra el terrorismo
Una jornada histórica en Valladolid, como en prácticamente todas los pueblos y ciudades de España. Las calles inundadas de gente como nunca antes se había visto con un único grito: Con las víctimas y contra el terrorismo. Los comercios de toda la ciudad cerraron antes de las 7. Los establecimientos hosteleros lo hicieron, al menos, hasta las 8 de la tarde. Las clases de la universidad se suspendieron, igual que en los institutos. Los transportes se paralizaron y hasta las luces parecían haberse apagado.
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| Multitud en la calle Angustias, con la pancarta en primer plano. ICAL | Riada de manifestantes en la calle López Gómez. ICAL | La Plaza Mayor, final de la manifestación. ICAL |
Todos nos hemos volcado contra el terrorismo. El censo de habitantes de Valladolid (España) es de unos 325.000 habitantes, un cuarto de millón asistimos al acto (más de 11 millones en toda España). Una cifra impresionante. El recorrido se colapsó antes de comenzar en la Plaza de San Pablo. La calle Angustias, la zona de La Antigua, los aledaños de la Plaza Mayor (donde terminaba la marcha) estaban repletos. Las enseñas nacionales volvieron a salir a los balcones, con crespones negros. También las portaban los manifestantes, junto con infinidad de mensajes y pancartas hechos a mano, en casa.
El sentimiento de solidaridad mostrado ha sido muy importante. Pero, aunque continuemos con nuestra vida con normalidad, no podemos olvidar. Independientemente de quién sea el autor del atentado y de quiénes sean las vícitimas. Tenemos que mantener viva la memoria de lo ocurrido, aunque los crespones negros ya no aparezcan en televisión. Es lo mejor que podemos hacer contra la barbarie y el asesinato de todas esas personas anónimas que, hasta el 11 de Marzo, acudían a sus trabajos, casas o centros de estudio como tú y como yo. Y el domingo 14 de Marzo, como bien nos recuerdan, vayamos a votar y derrotar, con la democracia, al miedo que nos quieren imponer.
Comentarios
Estoy orgullosa de cómo ha respondido mi gente. Ayer éramos muchos los que en silencio caminábamos por las calles de mi ciudad, con caras de dolor e indignación. Manifestarse en mi tierra es difícil, hasta llevar un lazo lo es. Pero tenemos cojones y tenemos corazón.
un saludo
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