La libertad era eso...
A los que hayan estudiado filosofía (o gusten de leerla) les será familiar el conocido libro de Isiah Berlin(siento que el enlace esté en inglés, pero no he encontrado uno mínimamente ilustrativo en español) sobre la libertad, distinguiendo sentidos de la misma. Un ensayo muy interesante pero que quizás resulta poco conocido para el gran público. Por eso ciertas metáforas o situaciones cotidianas pueden sugerirnos imágenes de la libertad que pueden servirnos para la reflexión, máxime cuando la libertad, como tantas otras cosas en la vida, es algo que a menudo sólo apreciamos cuando nos falta.
Por eso, el pasado domingo me resultó revelador un artículo de Antonio Muñoz Molina (Libertad con minúsculas), publicado en El semanal. Me permito copiar un fragmento: "La libertad es cenar con la tranquilidad rutinaria de cada día, con el cansancio del trabajo y el alivio del descanso próximo, recoger la cocina, atar la bolsa de plástico y bajarla a un contenedor, que estará en la calle por lo común silenciosa y oscura a esas horas, quizás con algunos coches aparcados, con algún transeúnte rezagado o un vecino que ha salido a pasear a su perro."
La valoración positiva de esta rutina que libremente asumimos me parece muy sugerente. Cuántas veces renegamos de hacer todos los días lo mismo, sin darnos cuenta de que estamos ejerciendo derechos y poniendo en práctica libertades que siguen siendo la excepción más que la norma. Bendita rutina, bendita libertad. Aunque nos falte el talento literario que atesora Muñoz Molina, también nosotros podemos compartir nuestra propias imágenes o metáforas. Si la libertad es lo opuesto al miedo, en muchos países, la libertad es arrancar un coche, orar, leer un libro, hablar en público, dar una clase... Cosas a las que estamos muy acostumbrados y que a veces podemos dejar de apreciar.
Comentarios
Totalmente de acuerdo. Mirad si no, la diferencia entre vivir en una pequeña población o vivir en una gran ciudad como Madrid, por ejemplo. La gran ciudad te ofrece todas las posibilidades, cultural y socialmente hablando pero, mi pequeña ciudad me da la libertad de que mis hijos estén jugando sin vigilancia en el barrio, que se vayan al futbol solos pues veo el estadio desde mi ventana y que yo llegue a casa en cinco minutos desde mi trabajo.
Libertad tengo también para querer a mi marido como le quiero, porque él me la regala. En fin, sí que doy las gracias por todo ello. Nota: también tengo libertad para escribir y ser leída (que no es poco).
Un saludo para Miguel y para Daniel.
En estos días la pérdida de la libertad de una persona que conozco y aprecio me a llevado a pensar en lo importante, hermosa y reconfortante que es. La libetad de comer, de respirar, de sonreir, de salir a la calle, de hacer lo que tu quieras, de besar y abrazar a quien quieres sin restricciones ni impedimentos nos resulta tan cotidiana que no alcanzamos a valorar lo grandiosa que es.... no poder comer lo que quieras, no poder salir a la calle y respirar un aire nuevo, no poder besar ni abrazar ni recibir una voz de aliento de alguien que te quiere o te aprecia me resulta muy triste. Ojala nos sirva la reflexion para darle gracias a Dios por todo lo bueno y lo malo que tenemos en nuestras vidas... porque tenemos la libertad de aprender algo nuevo cada día.
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