El mañana de las bitácoras
Mientras siguen llegando opiniones de otra bitácoras, ha llegado el momento de ofrecer también nuestro propio punto de vista al tema de la quincena. El fenómeno de las bitácoras no para de crecer, y lo hace, además, en muchos campos: educación, ciencia, noticias, internet... Si las bitácoras no hubieran introducido cambios significativos, tampoco existirían los metablogs. Las bitácoras personales son también un fenómeno nuevo: lo que antes se escribía sólo para los ojos de su autor puede ahora ser leído por cualquiera, lo que modifica oposiciones como la de privado/público, sobre todo por la condición excepcional del anonimato. La complejidad del problema hace que sea difícil dar un sólo dictamen. Pero, dejando esto al margen, hay dos espacios, creo, en los que las bitácoras (y otro tipo de publicaciones en general) pueden pasar a jugar un papel importante: me refiero al periodismo y a la educación.
Hace unos días, conocí el trabajo de Aula de Historia, y me resultó revelador: ¿por qué no seguir el trabajo cotidiano de un alumno a través de su bitácora personal? ¿Por qué no recoger el trabajo que se realiza con toda una clase a través de un diario de a bordo virtual, en el que, además, se vaya poniendo a disposición de los alumnos enlaces con un alto interés educativo? Al margen de la infraestructura necesaria para llevar a cabo esto, hay que decir que, a priori, la actividad parece prometedora. No sólo conseguimos, una vez más, compaginar el uso de las nuevas tecnologías con las mal llamadas asignaturas "de letras", sino que además, ponemos al alumno en contacto con una nueva herramienta, que deberá aprender a manejar. Y no es sólo, el funcionamiento de la bitácoras, sino también el funcionamiento de un buscador. Si un alumno aprende a escribir sus propias anotaciones, aprenderá necesariamente a navegar con un mínimo criterio, y a filtrar la información. Además, la interactividad que se puede crear gracias a los comentarios puede añadir aún más valor a la actividad. Todo un campo, en el que, sin lugar a dudas, tenemos que seguir trabajando.
En cuanto al periodismo, a nadie se le escapa que una bitácora es un modo más libre y más flexible de compartir información que cualquier otro medio. Requiere, evidentemente, el esfuerzo de la lectura, como cualquier otro periódico. Con la ventaja de no tener que ajustarse a una línea editorial: el periodista (o el que escriba cualquier anotación pues la noticia no es patrimonio del periodista) puede sentirse más libre al estar frente a su ordenado (protegido quizás por el anonimato) que al entregar a su jefe la redacción de una noticia. Por otro lado, las anotaciones de gentes que pueden verse involucradas en una noticia, pueden terminar convirtiéndose en una fuente de información más. Y aquí llega el doble filo de las bitácoras: ¿qué credibilidad podemos dar a lo que leemos en cada uno de nuestros diarios? ¿Cómo podemos contrastar la información?
A medio plazo, las bitácoras no pararán de crecer. Puede que incluso terminen contaminándose de intereses económicos o políticos, o que los servicios gratuitos comiencen a practicar ciertas formas de censura. Puede que grandes grupos de autores (los más visitados, los más influyentes, o lo que cuenten con apoyos "no virtuales"...) formen pequeñas comunidades cerradas que intenten impedir el acceso a nuevos "escritores". Al final, el número de bitácoras quedará estabilizado, regulado, en cierto modo, por una cierta selección natural, que en último término dependerá del tesón del autor, y de la importancia que éste le dé a que sus textos sean o no leídos. Que nadie se olvide que escribir, aunque sólo sea de uno mismo e independientemente de que eso se lea o no, puede también tener un sentido terapéutico. En cualquier caso, cuanto mayor sea la blogosfera, mejor para todos: más variedad, más pluralismo, más libertad. Ojalá que nadie venga a estropearlo de un modo artificial...
Comentarios
«Puede que grandes grupos de autores (los más visitados, los más influyentes, o lo que cuenten con apoyos "no virtuales"...) formen pequeñas comunidades cerradas que intenten impedir el acceso a nuevos "escritores"».
Las comunidades son importantes para la retroalimentación, pero con los servicios gratuitos -e incluso los de pago-, el que cualquiera pueda tener su bitácora en marcha está garantizado. Otra cosa es la audencia: hay que ganársela, desde luego.
Me inquieta esa sutil referencia que haces a la censura y esa posibilidad de que existan comunidades "exclusivas" de escritores. Espero que te equivoques
No estoy en contra, ni mucho menos, de que se formen pequeñas comunidades. Al contrario, me parece importante para intercambiar opniones y materiales sobre intereses comunes. El problema puede venir, por poner un ejemplo, si algún día se les ocurre comenzar a cobrar por los servicios gratuitos, o si grupos con poder económico o mediático deciden "colonizar" el medio. La "audiencia" (aunque es una palabra qyue no me gusta en este contexto) hay que ganársela, sí. ¿Pero qué ocurriría, por poner un ejemplo, si bitácoras asociadas a los grandes grupos de comunicación (PRISA o VOCENTO, por poner dos ejemplos) fueran además apoyadas por estos medios? Se crearían, creo, grandes corrientes de formación de opinión que reducirían la libertad de las bitácoras.
Si a esto se le añade un "precio" por tener una bitácora, las dificultades están servidas. A este respeco, me pareció muy interesante este artículo de libro de notas.
Miguel: No entiendo bien ese miedo a que las bitácoras se popularicen, tanto para "arriba" como para "abajo". ¿Acaso no estás completamente convencido de que cuando a Maradona, Gabriel García Márquez o Enrique Iglesias tengan bitácora, la cantidad de lectores que reúnan harán palidecer las mejores estadísticas blogueras que manejamos ahora? Eso no privará a nadie de seguir escribiendo.
Nosotras acabamos de llegar, pero si esto sigue creciendo creemos que no tardarán en llamar la atención de los grandes grupos. Es cuestión de meses, no más.
Dos puntos: (sí, esos son dos puntos, jeje)
* No habría que confundir los weblogs (que son publicaciones personales) con las comunidades virtuales (que por otra parte tienen muchos más años de existencia, ver p.ej. MSN Groups).
* Referenciás dos veces el anonimato, pero el anonimato es terriblemente relativo. No sólo existe trazabilidad hasta las direcciones IP de publicación como para desenmascarar a los que escriben "en el mundo real," sino que a la larga la identidad de un blogger es su weblog, en cierta medida aún más que sus datos filiatorios.
En resumidas cuentas, creo que los weblogs se caracterizan por ser lo menos anónimo que existe, pensamientos en crudo.
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