Las
Salinas Espartinas
(imagen
cortesía de Octavio Puche), en el término de Ciempozuelos, en el
barranco de Valdechica, son una explotaciones que estuvieron activas hasta fechas recientes. Estas
salinas históricas llegaron a ser, junto a las de Valdilecha, de menor entidad,
las más importantes de la Comunidad de Madrid. En tiempos Felipe II, cuando las salinas están en su período de
máximo esplendor, existen datos que hablan de una producción de más de 1.600 kg
de sal. En 1852, por ejemplo, produjeron 566 toneladas de sal común y unas 40
toneladas de
thenardita
. Al
contrario que en las
Salinas de Carcaballana
, en Espartinas la producción de
sal común superó siempre a la de sulfatos, duplicando o triplicando la cifra de
éstos. Junto con el yacimiento de glauberita de Villarrubia fueron los primeros
yacimientos de sulfatos sódicos conocidos científicamente a nivel mundial, tras
el descubrimiento en ellas del mineral thenardita, por Rafael de Rodas. Según
el Ingeniero de Minas y estudioso de la Historia de la Minería, Octavio Puche,
los primeros aprovechamientos de estas salinas pueden datar de la Edad de
Bronce, dada la existencia de un yacimiento en la cabecera del barranco
perteneciente a esta época, basados en la recolección de los
depósitos salinos
depositados de modo natural en los períodos secos. Las primeras referencias
escritas a estas salinas datan de 1182 en que se realiza la venta de las mismas
entre las Órdenes de Santiago y Calatrava. En 1564, Felipe II las convirtió en
Salinas Reales por lo que su comercialización estaba reservada en exclusiva al
Estado, situación que perduró hasta 1869, en que el Estado liberalizó la
fabricación y venta de sal, si bien no pasaron a manos privadas hasta 1902.
Posteriormente sufrieron varias paradas en su producción siendo las más
relevantes la del período 1871-1890 y las del 1908-1911, hasta llegar a 1968,
fecha probable de su cierre definitivo. El nombre de Espartinas proviene
de la abundancia de esparto en estos cerros. Estas salinas producían un
depósito compuesto de
thenardita, mirabilita
y sal común (
halita
)
, a partir originariamente de una surgencia natural de la cuesta cuyo drenaje
se mejoró con la instalación de galerías de conducción, hoy cegadas, en cuya
base se ubicaban las balsas que recogían la salmuera producida, precipitando de
modo natural durante el verano. En invierno, en cambio, se introducía aire en
las galerías subterráneas que conducían el agua mediante unas chimeneas de
ventilación abiertas en la ladera, con lo que el aire exterior, más frío que el
agua freática cargada de sales, provocaba la producción del “compasto”,
un precipitado de sulfato sódico que se acumulaba en el fondo de las galerías.
En los tiempos de esplendor, a mediados del siglo XIX, llegaron a funcionar 19
balsas
de evaporación (imagen cortesía de Octavio Puche), con una superficie de
evaporación de más de 6000 m2. Actualmente sólo quedan restos de 4
de ellas. Las salinas de Espartinas tienen un alto interés arqueológico,
gozando de protección legal a través de la figura de Bien de Interés
Cultural, estando
actualmente en un proceso de excavación y recuperación llevado a cabo por
miembros de la Sociedad Española para la Historia de la Arqueología, con sede en el IES Juan Carlos
I, en Ciempozuelos y otras
asociaciones (SEDPGYM). Tal
vez sea esta la oportunidad para rescatar este interesante punto de interés
minero ante las graves amenazas a que está sometido (a menos de un kilómetro se
está procediendo a la urbanización de los cerros en que se enmarca y el avance
de una mina de yeso amenaza el mencionado yacimiento del Bronce situado en la
cabecera del barranco de Valdechica).