Maratón
3. EL ATLETA

BIOTIPO
Con respecto al peso y la altura, no existe un maratoniano tipo. Los hay altos (aunque no generalmente más de 1,90) y bajos. De fortaleza variable, aunque delgados.

Tienen un gran porcentaje de fibras rojas o de contracción lenta.

Deben tener una mentalidad especial y una gran voluntad. Esta modalidad provoca un gran desgaste físico y mental.

Necesitan una gran capilarización, es decir, que sus músculos estén perfectamente irrigados para el aporte de nutrientes y oxígeno. Esta cualidad, en parte innata, se desarrolla mucho con los entrenamientos de resistencia aeróbica.

Las fibras rojas contienen una gran cantidad de mitocondrias y mioglobinas. Las mioglobinas transporta el oxigeno hasta las mitocondrias, las cuales oxidan los ácidos grasos y los azucares para obtener energía útil para el organismo.

ENTRENAMIENTO
El carácter del entrenamiento del maratoniano es, sobre todo, aeróbico. Tiene una importancia meridiana el poseer una idea clara de la programación que se va a llevar a efecto.

A partir de estas dos premisas analizamos los puntos que debe trabajar un corredor de maratón:

Primeramente el acondicionamiento físico general. El maratoniano trata de adquirir una eficiencia óptima de tipo muscular. Esto lo va a conseguir por medio de circuitos, cuestas, pequeños saltos, etc. Lo más normal es que se lleve a cabo a principio de temporada.

Luego vendría el factor de la flexibilidad, una preparación que se extiende a lo largo de todo el año.

Un tercer aspecto lo conformaría la resistencia aeróbica, o la capacidad de aguantar durante el mayor tiempo posible a una intensidad suave.

La resistencia aeróbica se trabajaría por medio de la carrera continua a ritmo lento o medio-bajo. Entre ciento veinte y ciento ochenta minutos, dependiendo de la época del año. Y también con carreras a ritmo de maratón, aunque con distancias inferiores.

En otro sentido, nos encontramos también con la potencia aeróbica, lo que podríamos entender como capacidad de consumo de oxígeno en unidad de tiempo; es decir, lograr mantenerse corriendo durante el máximo tiempo y a una velocidad de nivel medio o medio alto.

Esto se trabaja con carreras a un tren rápido, continuas o fraccionadas. En la carrera continuada, el trabajo tiene un carácter permanente y homogéneo. La intensidad y la distancia vienen en función del estado de forma del maratoniano. En cualquier caso, desde que empieza hasta que acaba, el atleta no va a parar el ritmo.

En cuanto a la carrera fraccionada, se pueden realizar series de 2000 metros con descansos, con mayor intensidad en cada serie y algún otro tipo de ejercicio entremedias.

LESIONES
Por el hecho de estar corriendo continuadamente sobre superficies muy duras, como el asfalto, son frecuentes entre los maratonianos los microtraumatismos. Los metatarsianos y las articulaciones de la rodilla, junto con el tendón de Aquiles, suelen ser las partes más afectadas.

A la hora de entrenar, hay que utilizar variedad de suelos para que las articulaciones del tobillo y la rodilla estén más protegidas para la competición, después de haberlas hecho trabajar más intensamente. Deben combinarse los suelos.

NUTRICIÓN
En términos generales, marchadores y maratonianos deben comer lo mismo que otros deportistas, pero quizás subiendo el porcentaje de carbohidratos complejos: un 5% sobre el total, lo que viene a significar un 65 o un 70% de este tipo de carbohidratos.

Se ha comprobado que metabólicamente el glucógeno es una gasolina de primera calidad, mientras que las grasas son una gasolina normal. Esto, traducido a las vías energéticas, significa que el ritmo de carrera que permite mantener el organismo cuando se quema glucógeno es superior al que permite cuando se queman exclusivamente grasas. Si un maratoniano, por ejemplo, se queda sin glucógeno en el kilómetro 30, necesariamente tendrá que bajar el ritmo.

Esta bajada de ritmo es lo que se suele denominar "pájara" o, en el argot, "chocar contra una pared". Se le ha acabado el glocúgeno muscular y gasta exclusivamente grasas.

Contrariamente a lo que se suele recomendar, no es bueno tomar azúcar en la hora anterior a la competición. El organismo va a necesitar azúcar, pero hasta que comience con el ejercicio físico va a liberar insulina como defensa ante el azúcar que se toma para que los niveles de glucemia sanguínea no suban.

Otra cosa distinta es durante el ejercicio, cuando ya está lanzado; la insulina está bloqueada y el organismo gasta mucho azúcar. Todo el azúcar que entra es rápidamente utilizado.

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